Que paren el mundo que yo me bajo.

Tengo ganas de desmayarme en este instante. Ganas de desfallecer, de evaporarme. Tengo ganas de que el mundo me dé vueltas mientras yo solamente me quedo parada a escucharle. Tengo ganas de un abrazo, de estos fuertes que sin palabras susurran 'quédate un poco más' . Tengo ganas de problemas ajenos, de dificultades que escalar. Tengo ganas de recoger frutos de esfuerzo, ganas de eso que dicen que es comerse el mundo. Y he empezado por darte un bocado.

Me sobrán horas y días y a la vez me falta tiempo. Quiero encontrar cientos de dudas que se resuelvan con una misma respuesta, encontrar tantas razones para esperar como para avanzar y decidir quedarme quieta.

Quiero Mayo y sus flores y con ello todas las ingentes cantidades de alcohol que esto conlleva. Y quiero suerte y desgracia y que lo considerado justo deje de serlo, para dar pie y alba a un nuevo mañana. Quiero un mundo distinto, donde no se tenga que buscar la vida en cada esquina, si no que todos la encuentren en todas partes.

Busco sol. Busco alegría. Busco que todos estén llenos por dentro. Busco y encuentro un sentimiento en esa mirada. El aire se llena de complicidad cuando entra en esta casa, y es abrigo, hombro, manta y estufa ante las frías adversidades que traen los días.

Resoplo.

Qué cansado es esto de dejarte el alma.

Y otro paso.

Los hay que suben la colina sin importar lo empinada que esté. Y hay corazones desnudos al mar, y olas tan fuertes que juegan con la oportunidad de llevarte con ellas. A veces es tan difícil expresarse con palabras que acabas escribiendo una marea de frases que te ahuecan la cabeza, con el simple fin de ser jarabe del corazón.

Supongo, o al menos parece, que hoy será uno de esos días. Uno de esos días que agradezco la lluvia y lo que tengo conmigo, a los que tengo conmigo.

Que lejos de ser poco son todo lo que quiero, porque quiero todo lo que tengo.

Y qué bonito es quedarte quieto por gusto, y no por necesidad de no avanzar.