unas veces se gana y otras se aprende

Oscuridad y luces intermitentes. Copas en la mano, cigarros consumiéndose. Buscando no ser copia de nadie, en nochevieja parecen todos calcos. Aún no habías llegado, te llevaba esperando un rato. Presumía de ti, como siempre, antes de que aparecieses para que no pudieses oírme. Tenía la entrada en la mano, se acababa la pared negra mate que me había acompañado la última hora. Unos ojos verdes llegaron a la acera, nunca he visto una mirada como la tuya. Fijé mi mirada en ti, esperando tu sonrisa, esperando abrazarte pronto. Unos minutos más tarde ya estabas haciendo de las tuyas, ya volvía a sonreir como con poca gente me pasa. Bailamos, pegados y separados. Bebimos, a un ritmo bastante poco recomendable. Salí afuera, no te encontraba entre tanta gente. Las mejores horas de la noche, aunque suene absurdo, fueron las horas que te lloré en el hombro mientras me abrazabas. Feliz año nuevo, suspiraba el aire que giraba alrededor nuestro. Tu traje comenzaba a ser mi manta de la noche y yo sólo pensaba en que eres mi pequeña suerte de vida. Ayer es una palabra que sólo para nosotros puede significar dos cosas. Creo que nunca había pedido con tantas ganas que me mirasen como cuando te tengo cerca. Esas veces que te ries y se te arrugan las comisuras de los ojos, creando pequeñas arrugas que provoca la felicidad en tu piel. Y que no me hablen de otros abrazos que no sean tuyos, esos que te rodean completamente y te dejan sin aire. Quiero que las estaciones sigan pasando a tu lado, quiero susurrarte que soy capaz de prometerte un para siempre que llegará a sonarte real; quiero que no me dejes ir, quiero tener siempre tus dedos entre los míos cuando tenga sueño y tu codo junto al mío cuando tengamos que estar a pie del cañón. Quiero que siempre piense que eres bonito por fuera, pero que me gustas más por dentro. Y hemos pasado poco, que cuando te enseñe todo lo que nos queda por vivir no vas a poder creertelo. Y que prefiero la guerra contigo al invierno sin ti; que te quiero de una manera que nadie comprende, que te quiero de tal forma que sólo puede crecer este amor, este respeto, esta admiración que te tengo; este orgullo de sentirte mío, de notarme tuya.
De que esto sólo son palabras sobre un fondo blanco, pero que en la metáfora de los capítulos de una vida, quiero que te escribas en todos.

Comentarios

Entradas populares