Me gustas, porque me haces de todo, sobre todo falta

Los hay quienes cantan y gritan su amor a los cuatro vientos, desesperados porque el resto de la gente vea cuán felices son y lo enamorados que se sienten de su pareja. Todo son fotos bonitas y dedicatorias en todas partes y miles de detalles versados en flores o papeles decorados; cientos de euros gastados en regalos que un día no usarán y todo el tiempo perdido en demostrar algo que pierden por falta de cuidado. 
Por otra parte existen amores clandestinos, escondidos, aquellos que sólo se besan en un rincon huyendo de la luz del alba, aquellos que tienen miedo de decirlo en voz alta por si eso lo convirtiera más real de lo que aparentemente es. Y claro, a falta de huecos de refugio un amor sin papeles y sin flores y sin muestras de cariño culmina por congelar su llama; porque no demuestran nada porque no sienten tener nadar de lo que presumir o gritar.
Cómo no, los parques al final están abarrotados de gente sea la hora que sea, con tal de dar cobijo a cualquiera de estas parejas que no saben cuidarse ni quererse y que tienen miedo a perderse por encima de cualquier fobia anteriormente experimentada.
Y en algún punto medio, entre tanta más gente que no cabe explicar, considero encontrarte cerca mío. Dentro de lo que cabe, dentro de lo que pesa, dentro de las complicaciones y a un lado de las habladurías. Cómo no, el parque estaba siempre abarrotado, pero yo sólo buscaba siempre el mismo simple banco, el mismo punto de inflexión en el que el resto del parque dejaba de tener sentido para mi y yo sólo buscaba que quedasen muestras, tal vez, de una noche de sábado. Igual nos sobra sofá en esta casa, igual nos sobra mundo en estos días. 
Que me gusta mi café dulce apoyado junto al tuyo amargo y tu ropa tirada al lado de la mía; o esa forma tan apropiada de mirar en los momentos correctos o esa mano tan incorrecta en momentos inapropiados. Y que peinarte con la mano y observar la muesca en tu cara es probablemente mi momento favorito del día. 
Y que cómo no, el mundo estaba abarrotado de gente.
Y que no sé cómo, tú estás aquí.

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