la magia de unir dos unos;

Nunca fuimos de calcular bien el tiempo.
Y es verdad; siempre fuimos más de llegar una hora tarde. Tampoco fuimos jamás gente de grandes promesas ni de palabras vacías, y siempre, siempre nos regalamos el corazón en cada acto. No hemos sido de esa gente que te defrauda, y nos va en la sangre el no dejar tirado. Somos gente sencilla, de terraza, cerveza y cigarro. Esos dos tontos que la gente mira por la calle, porque cantan mientras andan y bailan mientras pasean. Es verdad que nadie nos entiende y que a nosotros nos hace falta poco más que una mirada para sentir la complicidad golpearnos el alma. Sabes que me dejo todo en ti, y que tú eres un alto por ciento de mi. Saben que no es raro vernos agarrados, y que no cambiaría un segundo contigo ni aunque me regalasen una vida nueva
-y sabes cuantas veces he ansiado una de esas-

Lo que quiero decirte, lo que intento expresarte es que te debo todo, y a la vez no nos debemos nada. Que es verdad que el alcohol me hace llamarte, y que los caminos contigo son menos duros y no recuerdo que se hicieran largos. No te miento si te digo, si te prometo, si te juro que yo ya no echo la lotería porque toda mi suerte fue encontrarte a tiempo; y es que cuando un amigo hace que Mendel se replantee sus leyes uno siente que su casa no es dónde se encuentra su cama, si no dónde se encuentra alguien que te impulsa a soñar.
Nadie va a creerte nunca si respondes que tu alma gemela quiere serlo contigo; y a veces da pena pensarlo. Nadie va a creerte nunca si les sueltas un toda la vida, pero yo no te ofrezco eso. Yo te firmo en cualquier contrato que me asegure un sinfin de horas, días y meses contando contigo. Yo te ofrezco un pedacito arreglado -por ti- de mi, que podrás llevar cuando y cuanto decidas. Yo te ofrezco veranos juntos, domingos salvados, Septiembres borrachos y Nocheviejas de excesos. Yo te ofrezco un infinito, que no sé cuánto dura, pero que cuidaré y que procuraré que sea largo hasta un último adiós. Yo te ofrezco infinidad de risas, y ser apoyo, manta, hombro y abrigo cuando sea requerido. Yo te ofrezco viajes y borracheras, humo y ceniceros llenos. Te doy a cambio de todo enfados y malos ratos; consuelo y ánimos elevados. Yo te ofrezco ser felices pese al llanto, y sobre todo, por encima de todo, mi oferta se basa en algo mejor:
yo te ofrezco una amistad, que vale demasiado como para que nadie la compre, la alquile o la venda; una amistad que es más que eso. Te ofrezco ser hermanos, si no es familia, que sea de vida.





Comentarios

Entradas populares