Cuándo estás con quién quieres, estás dónde quieres.

Ya se sabe.
En el amor y en la guerra
todo vale
pero nadie llega.
Que de querer a alguien
a odiarlo
hay una línea muy fina
que se basa en la confianza de un espejo roto,
y en lamentos de ecos sonoros.
Nostalgias,
latidos fuertes
y recuerdos en vaho.
Es ese momento
de locura transitoria
y ese lugar
entre el alma y la piel,
entre el hueco izquierdo
y la entrepierna;
la música que suena
y como si lluvia fuera
te cala.
Somos peces contracorriente
que le buscan los tres pies
al gato
y que mueren de curiosidad.

Habló de putas la tacones
mientras se apoya en la esquina de la calle
y espera un salario mínimo
a la vez que recibe
una de cal
y otra de arena.
Que dónde caben dos
me sobran terceros,
y que a caballo regalado
tira la dentadura
porque nunca sabrá digerir
lo que le vendrá encima.
Que los lunes,
últimamente son menos lunes;
y que los domingos por la noche
ya no me planteo mis buenas decisiones
ni me arrepiento de las malas.

Digamos que los domingos
ya ni existo,
ni pienso,
y apenas respiro.
Digamos
que una foto
me ha conseguido acelerar el corazón,
que un te quiero
me ha hecho reír y llorar a la vez.
Digamos que
de tanto llegar tarde
ahora te necesito pronto;
digamos que ya no importa
cuántas tardes sean mojadas
porque ni el Támesis alcanza
la misma humedad
que yo con tu mano rozándome
la piel.

Estoy barriendo las cenizas
porque me estorban en este fuego.
He perdido las ganas
de recuperar el pasado
puesto que ya he alcanzado
todos mis méritos.
Mis metas,
mis logros,
mi perspectiva y mis ganas,
todo aquello en lo que creo
y por lo que lucho;
en lo que me he convertido
y lo que soy
se lo debo al tiempo
y al buen aprender
a base de golpes
y de caricias.
El sexo de la risa
y el calor de dos personas
que se miran
y con eso les basta.
Amén,
amén a todas las religiones
y creencias
que nos hacen levantarnos cada día.
Mirando al frente
y sin mirar atrás;
la vida es una batalla
que requiere días y dedicación.
Me duelen los huesos
y a ratos también el alma;
me pesan pocos años encima
y recaen los que están por llegar.

Estoy harta.
Harta de estar harta.
De toda esa gente
que espera
que la vida les regale algo.
Cómo si se lo merecieran.
Cómo si nos lo mereciésemos.
Y acunados por la luna,
sus dudas
y la melodía de un mar en calma
una vez se ha atravesado la tempestad;
fuimos derechos
pero nunca directos
a dónde queríamos estar.
Estoy harta
de palabras vacías
porque
el amor es infinito
mientras dura
pero una vez se acaba
¿Me dirás tú dónde se quedó
todo aquello que buscábamos?

Igual no es la mejor manera de empezar el año,
ni la más sabia,
ni la más bonita.
Igual los baches
son sólo malos ratos
para recompensas tardías.
Igual...
Igual
menos acabó siendo más,
o más veces es menos
mejor
que mayor lo peor.
Igual nunca fui mucho de matemáticas
ni de desvelar números,
pero en contar
lunares,
vértebras
o incluso cicatrices
me he vuelto experta.

¿Apostamos?

Comentarios

Entradas populares