Insania y recaída.

Los muros de Verona tienen más amores perdidos que matrimonios fracasados dentro de la Iglesia. Y es así.
Y hay más almas que espejos rotos; y personas más perdidas que mapas sin brújula. Y es así.
Y en este mundo loco, y en esta vida loca, amor y yo loco muero por ti; que se acortan los días y se alargan las noches, y que el olor a sal se va por la ventana mientras llegan grandes borrascas y el frío se esconde entre las sábanas.
Y es así.
Y cada semana que va pasando me va desalentando, que la llama se apaga y las cenizas se las queda uno solo. Me sé más cuentos de desamor y de engaños que de personas que nunca hayan traicionado, y volvemos al lado helado y vacío de la cama dónde los sueños se quedaron obsoletos, y a ratos suena aquello de -Esto supera la ficción, debe ser la realidad- y a otros no suena siquiera el silencio.
Y es así.
Reencuentro con fantasmas del pasado, y no hay tiempo ni para contar estrellas. Que maldito el espejo y la imagen que refleja, que el círculo no acaba y que tienen razón con eso que dicen de que hay vicios que nunca terminan, que cuando te hundes nunca sales del todo, y que el mayor placer es perderse en unas caderas que no son las propias.
Y es así.
Esa realidad de que sólo escribimos tristes, y que sólo lloramos entre-líneas, y que sólo follamos con desconocidos pero que con quienes hacemos el amor nos conocen mejor que nosotros mismos. Supongo que tocará levantarse, una vez más, buscar la perspectiva y hacer el último brindis de madrugada; que no caerá esa breva de que es breve, pero que te juro, te prometo que lo bonito del amor no es amar las cicatrices del otro, sino que la otra persona te ayude a amar las tuyas propias.
Y es así.

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