Sólo recuérdame;

En noches sabineras suena la luna de miel de fondo, mientras la blanca mira desde arriba y yo aquí, sentada a la ventana sin saber qué pensar. Una época extraña esta y tiempos de cambios que se avecinan dan un nuevo olor a la brisa de madrugada, llegando pinceladas de sal y arena por la cabeza; dejando que el tiempo fluya pero no nos pase por encima. Igual es extraño este sentir, pero no puedo llamar tristeza a lo que es tapado por una alegría absurda y absoluta, felicidad de vivir en un mundo basto y corto en el cual lo bueno nunca es demasiado y pocas veces alcanza la suficiencia; un mundo en el que hasta las penas acaban y todo llega, y todo pasa. 'Claro que es difícil, nunca nadie dijo que enamorarse fuera fácil' y se clavaba cada espina al pensar que agarré una rosa con la mano desnuda y ahora que florece el rosal sigo sin guantes, con llagas y con un clavo en el alma metido. Puede ser simple cansancio, o puede ser simple simpleza; que estar en pie ya no sea lo justo para seguir avanzando y necesito nuevos pasos, o nuevas direcciones, pero no me dejo seguir hacia delante. Igual es miedo. Es normal. El amor es caos; surge, flota, revolotea, salta, te ataca, se va y se vuelve, te putea y te alegra, te quita el aliento, el hambre y el dormir pero nunca el sueño; el amor es sentirte en una nube y meterte en una burbuja de cristal hasta que te peta en plena cara y lo maldices a él, al amor y a todo lo que conlleva y nada merece la pena; ya no ves el mundo rosa y ya no hay colores porque es todo negro y gris y al final... Al final te encuentras un sol que no es rosa. Ni negro. Ni gris. Es amarillo y sale por las mañanas. Y es tu amigo cuando te viene con una cerveza entre manos, o tu hermano abrazándote. Es cualquiera que te haga feliz; como el puente más alto de cualquier suicida en celo. Y así sucede cada mañana, como cada domingo me prometo olvidar todas las penas el lunes y empezar la semana con buen pie. Y así, cada mañana, es un día más dedicado a la flor más bonita del jardín, y a sonreír con los ojos rojos aunque te lloren hasta las pupilas. Y así, cada día de lluvia tiro el paraguas y salgo a bailar a la calle, o canto a pleno pulmón los acordes de nuestras melodías, de un disco sin escuchar y de letras aparentemente vacías pero llenas de... Llenas de amor, amor roto y vivo, un amor que te empuja y a la vez te tira. Igual esto aún sea ser feliz, con el alma en pedazos y un nuevo mosaico a montar. La vida no es fácil, por este lado nunca lo ha sido, y ahora... Ahora sólo queda luchar. Luchar, como tantas otras veces. Con más fuerza que nunca, pero nunca parar de intentarlo, nunca, porque una vez perdida la esperanza se muere la persona.

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