Si necesitas una mano alarga el brazo, que yo te recojo

Y redescubriendo canciones encuentro eso que me faltaba. Felicidad; con todas sus letras. Recuerdos, en toda su naturaleza. Llegando a la conclusión de que las personas, al fin y al cabo, cierto es que no cambian; pero, ¿Sobre actitudes? Nadie habla de eso. Nadie habla de como alguien lucha por superarse, ni de la guerra interna que tenemos día a día; nadie se preocupa de los que andan siempre de esfuerzos ni de los que caminan por alcanzar una meta. Y eso, en verdad, es la esencia guardada en el frasco. Es lo que nos mueve; es nuestro levantarnos cada mañana y lo que nos ayuda, ya nos llueva por fuera o por dentro, a seguir andando; es lo que hace que cada banco de Madrid tenga un recuerdo irrepetible nuestro y lo que hace que te tomes la vida en serio, pero nunca demasiado.
Y eso es lo que mueve a las personas. Nos basamos en tomar decisiones respecto a otras personas pero con un toque egoísta, que me niego a que el dinero sea el motor de la vida; que el mundo no es tan triste ni está tan apagado como nos lo pintan; que nadie está tan roto como para ser irreparable; que errores del pasado, pasados son; que no lo pienses tanto y que sientas un poco más. La vida es un regalo, una canción que, en el fondo, nunca acaba; y los malos momentos existen para que sepamos apreciar y valorar los buenos y las caídas para aprender a levantarte; para que te enseñes a volar. Que el mundo es esperanza, somos las personas, que formamos el lugar que queremos. Que si tienes un sueño tienes que luchar, debes luchar, porque si tú no luchas por tí mismo nadie lo hará por ti así que ánimo y adelante, échandole un par de huevos, que los palos te hacen ser más fuerte y los sueños son sólo metas que consideramos imposibles porque olvidamos que lo imposible es lo posible para los cobardes; que si has tocado fondo lo siguiente es la cuesta hacia arriba, plantarte y volar. Que nadie te obligue a vivir de rodillas. Que tú, si eh, tú, que yo tampoco tengo claro dónde estaré dentro de diez años, pero sé que lo único que haré hasta entonces será avanzar. Aunque tropiece. Aunque esté abajo. Sólo necesito avanzar. Y para qué mentir, no es fácil; la escalada es un camino difícil y forzoso, pero la cima no es lo más bonito. Lo bonito es seguir caminando. Porque nadie está nunca sólo, y por un momento levanta la vista y mira a tu alrededor; sonríe que ese motivo de seguir aquí no decaiga.
Porque lo único que necesitas es avanzar, y todo, absolutamente todo, se empieza por un primer paso.

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