Y llega el jodido invierno.

A comienzos
de un año nuevo,
a comienzos
de contigo
ni sin ti;
con principios
resueltos por finales,
de finales
acabados por
principios.

Y sin lamentos
porque ha llegado
el momento
de que sea
tarde
hasta para llorarte
-y porque
eso de llorar
dicen
que ya no se lleva-
suenan,
replican las campanas
de olvidarte.

Siempre te dije
que nunca quise
ver el final, ya que
no me imaginaba
peor despertar
que eso de no
tener
tus buenos
días,
y ahora
ni siquiera te
tengo
por las noches.

Sólo pensar
en perderte
me hacía 
temblar,
asique imagínate
ahora
cómo será mi temblequera
de saber 
que te escribo
pero que tú ya
no me lees.

Cómo una triste
adicción,
algo parecido
a las drogas de diseño,
esas,
eso de hacerte
sonreír una
y otra vez
y mirarte a los ojos
una vez
detrás de otra
y perderme
en lo claro
de tu iris
y encontrarme
en lo negro
de tu pupila.

Que
a veces
me da por llamarte
-susurrar tu nombre-
a oscuras
cuándo no puedes
oírme
cómo si eso
te diesen ganas
de escucharme,
de leerme,
de buscarme,
de encontrarme.

Echar de
menos
repetirte
la pregunta de
'¿Dónde cojones
has estado
toda mi vida?'
o cuándo
simplemente pedía
poder echarte
de más,
algún día
entre alguna sábana,
alguna noche
de verano
en la playa
o en algún avión
lejos de ti,
de mi,
de
'nosotros'.

Más bonito
que el atardecer
del madroño,
así eras tú
para mi;
así son mis entrelíneas
que cambian
de referente
pero
nunca
de dolor.

Con las últimas
estrofas,
si lo que escribo
puede ser
atribuido
con un nombre
me despido
procurando
no
decir
adiós,
que suena
a veces muy fuerte
y a mi me hace
débil;
que 'para siempre'
contigo
es corto
y tus 'nunca'
se vuelven
largos.

Palabras tristes
o vacías
o personas frías
y camas
deshechas,
cigarros sin
mechero,
cafés sin
azucar,
duchas sin
jabón,
días soleados
con paraguas,
churros una mañana
que no es año nuevo
sin chocolate,
Madrid
contigo
-si es que tú
alguna vez
pudiste o puedes
ser
propiedad-
y yo
sin ti;
porque parece
que te olvidaste
del
'Perfecta,
no cambiaba
ni el más mínimo
detalle
de ti'
y que tus porqués
y todos esos peros
volaron,
cómo el humo
del Marlboro rojo
de mi paquete,
¿Lo peor?
Que tú
olvidaste
mientras que yo
sigo
y recuerdo
aquello de
'Sin ti
yo no'

Y no.

Comentarios

Entradas populares