Un bonito detalle te puede cambiar la vida, o al menos, marcar diferencias.

Creer y confiar. Las personas nos basamos en eso, en confianza y en ganas; en religiones y temores, en actos buenos y en momentos malos. ¿Qué sería de nostros si andasemos solos? No podríamos caminar, puesto que dos pies son suficientes para andar, pero a veces al caer necesitamos ayuda para levantarnos. Sonará a tontería, pero ya que este es mi diario abierto contaré algo que hoy por hoy, me acaba de marcar. Volvía de la psicólogo, con mil preguntas en mi cabeza y algo más de tranquilidad mental cuándo entré al metro -ese que dicen los del gobierno que vuela pero nunca llega cuándo hace falta- y en una de esas esperas que tocan me he sentado en el banco, y al lado mío se ha sentado un señor mayor por el cual había pasado antes al lado suyo sin siquiera girarme para mirarlo. Es de este tipo de señores que van con una larga gabardina negra y una bufanda roja, con pinta de serios y canas en el poco pelo que les queda. Yo ni me he molestado en mirarlo, mientras engullía la comida que me tomaba tardía -las cuatro y media y casi en ayunas, me moría de hambre- y aunque llevaba los cascos puestos he oído que me decía algo, asique me los he quitado, le he mirado y con cara de niña buena le he dicho '¿Disculpe?'. El señor levemente ha sonreído, y ha repetido 'Que aproveche' a lo cual he contestado con una sonrisa y agradecida. El señor en cuestión me ha empezado a hablar -el pobre estaba en ayunas porque tenía gota y le estaba dando una envidia de muerte- cuándo hablando de la situación en la que nos encontrábamos me ha dado unas indicaciones para no tener que hacer un camino tan largo la próxima vez. Pura amabilidad. Y no suficiente, ya estaba yo en el metro metida en mi música, sentada en mi sitio que al llegar a mi parada no me he dado cuenta, y el señor se ha levantado y ha venido a recordarme que esa era mi parada, ya que era fácil darse cuenta de que yo no me estaba enterando de nada. El señor sabía que yo no había ido al médico, por descontado, mentir a personas mayores nunca ha sido mi fuerte -ya que a mis padres no les considero tan mayores- pero le ha dado igual. Es una tontería, pero ese señor me ha dado 'fé', si es que se puede llamar de algún modo cómo me siento. Ese señor, no me conoce, y le ha dado igual. Quién sabe, igual soy su buena acción del día. ¿Qué más da? Creo que todos deberíamos ser así; felices y simples. Una buena acción diaria, no debe ser tan difícil para empezar. ¿Te imaginas que todos hiciesemos eso? Ayudar al menos a una persona al día. Podrías alegrarle el día a alguien con sólo sonreírle y desearle un buen día, fuera quién fuese. Y esque una se da cuenta de que ser amable y tratar bien a la gente que te importa y que te quiere es fácil, ¿Pero cuidar de personas ajenas? Eso es precioso. Un bonito detalle que igual, un día, a alguien cómo yo, le puede cambiar la filosofía de vida -esa que tenemos todos ahora de o pisas o te pisan- y le dan ganas de cambiar, cambiarlo todo, de cambiar el mundo. Y es ahí, en ese momento, cuándo uno se da cuenta de que el mundo no se puede cambiar sólo, pero puedes empezar por cambiar contigo mismo.

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