Jodido es echar de menos lo que nunca echaste de más.

Tio, y te hubiese regalado tantos amaneceres cómo quepan en el mundo, y habría hecho magia por ti, habría sido tu regalo de Navidad más inolvidable, habría hecho contigo lo más bonito. Amor, que lejano suena todo cuándo ya se ha ido, cuándo cruzaste la línea de lo prohibido -aunque estuviese permitido- cuándo sin darte cuenta cerraste y dijiste adiós; adiós amor adiós, que dulce dolor el buscarte, alegría eterna encontrarte, felicidad infinita mantenerte, buscando el dolor con el corazón en llamas es perderte. Amor, cuántos con ese nombre, qué triste y qué bonito que tantas personas hagan de ti lo que eres hoy, el sonreír sin razón aparente, sin ancla que te apalanque. Amor, echarte de menos son las ganas que tenía de echarte de más, de quererte menos, de ser cobarde y no luchar. Amor, de ti aprendí lo que ni tú sabes. Luchar, luchar por lo que quieres, querer a alguien más que a tí mismo; levantarte tras cada caída, ser fuerte, aguantar. Sobre todo eso, aguantar. Aguanté -y aguanto- cada puto golpe, de esos que te dejan ko y dan ganas de tirarlo todo por la ventana y mandarlo a tomar por culo; esos golpes que te rajan en mitades y te atraviesan en dos; esos golpes que te dan desde dentro, que son los que duelen más. Aguanto. Sigo en pie. Y me enorgullezco de pensar que fui la que quiso más, la que sabe que es fácil quererte cuándo todo va bien pero que es bonito quererte cuándo todo va mal y nada encaja y el puzzle se desmorona y... Te quiero. Cómo tantas veces, cómo nunca probablemente. Te quiero cerca, abrazándome, de vuelta, entre mis brazos, sonriéndome, mirándome, cómo antes; te quiero mío, te quiero para mi. ¿Egoísta? Ni lo dudo, pero me da igual, sólo sé que te quiero y que el juego sólo acaba cuándo uno vence o se deja vencer, y yo me estoy preparando ya para la siguiente batalla. 

Comentarios

Entradas populares