De mi plan A hasta mi plan Z.
Simplemente
al final te das cuenta
de que todo empezó
mucho antes de lo
esperado;
que todo acabó
antes de lo previsible
pero en un tiempo
determinado.
A veces
me da por pensarlo
y de verdad digo
que nada mata tanto
cómo un recuerdo
feliz;
el poder recordarlo
todo
pero no poder volver
ahí.
No puedo
coger ahora y marcharme
pues
cuándo tuve el momento
no quise
abandonarte,
y ahora el
problema es
que no sé cómo
deshacerme de
ti.
Tengo
el tiempo entre
los dedos;
que se me escapa,
que se me va,
que se me pierde;
que por algún sitio
suele matarme
y por otros
intenta robarme.
Intento que
eso de andar
por delante tuyo
sea un leve y
breve
tripas corazón;
pero la verdad
es que más avanzamos
y peor
me sabe
el pisar de tu cintura
o el caminar
de mi cordura.
Arrancando,
cómo pétalos de margarita
en flor;
cómo un coche cuándo
el rally va a empezar;
cómo las hojas del cuaderno
cuándo tienes que tachar;
cómo todo,
cómo
nada.
Gritando,
si es que después de esto
lo mío se puede llamar
voz;
tu nombre
en su espalda
y susurrando que
te vayas
o te quedes,
pero que pare este mareo
de a ratos tenerte.
O arañando
su columna vertebral
al sonido de su
gruñir;
al paso esperado
de nuestro
acabar;
que mi entre-líneas
se queda fijo;
que tus ojos te
leen
y tú
no lo ves;
que no te vayas,
mi vida,
que no puedo
perderte;
que cómo cojones
se puede quererte
tan fuerte.
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