Puedes tumbarte conmigo, tirarnos en el sofá; que me agarres fuerte,qué que me sueltes sea un reflejo.

Madrid. Que bonito nombre tienes. Sin roturas. Medio tú, a veces medio yo. Madrid frío, gris, con sus calles llenas y sus rincones vacíos. Ese medio yo tan triste y bonito que guardas. Madrid, a veces quisiera ser tú. Ver lo que ves, escuchar tus peleas y sonidos. Madrid, que envidia te tengo. Tan vivo y a veces tan apagado. ¿Cuándo llegan tus luces, Madrid? Tu brillo, tu vida, tus reparos y tus miradas sostenidas. ¿Cuánto falta, eh, Madrid? Madrid tus recuerdos son oro. O plata, o platino; bronce si los prefieres. Madrid, pensar en dejarte a veces me da pena. Tu mezcla de olores, de personas, de momentos; ay Madrid. Hasta tus fallos me enamoran. Adoro esa farola rota al lado de esa esquina, nuestro bareto de cada noche y resaca de mil mañanas. Joder Madrid, tus Marlboro rojo me vician. Tus colores hasta oscuros brillan, las noches que no duermes y tus días de insomnio. Recorrerte, cada vez un paso más cerca. Madrid, dime dónde quedaron tus finales y donde comienzan tus principios. Dime como tu rutina es la más bonita cada mañana. Dime como guardas tanto entre tantas paredes y aún te callas. Madrid, ¿Cuántos te quiero falsos de tantas bocas pequeñas has escuchado? ¿Cuántos te quieren como yo, eh, Madrid? Cuéntame tus sonrisas y tus lloros, cuéntame los problemas del tío ese que siempre anda tirado en la puerta del bar, cuéntame porque esos dos del banco se ríen y se abrazan, cuéntame como aprendiste a querer Madrid. Cuéntame como te diste cuenta de lo bonito que eres, como sacas lo de dentro tan afuera. Cuéntame tus miedos, Madrid. Cuéntame cuanto duran las luces de neón de auquella calle perdida, como sobrevives cada atasco de cada lunes y aún así sonríes, Madrid. Cuéntame cómo apreciaste cada colilla de las mías que te quemaron poco a poco, cómo nunca ardiste como Troya, cuál es tu secreto más preciado, tu amor más guardado, tu trampa mejor hecha y tu mentira más contada. Me sorprendes Madrid, ¿Cuántas veces lloraste solo? ¿Cómo es que ningún rayo te ha partido, o ningún trueno te ha ensordecido? Quiero tus acordes, Madrid, y tocarte melodías cada mañana mientras lleno tus canciones de melodrama, quiero agarrarte fuerte y tirarnos en el sofá, qué que me sueltes sea un reflejo y que me enseñes a ir despacio, o a ir deprisa, pero siempre a tu lado, Madrid.

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