No me sonrías de cerca, chaval, que te enamoras

Creciendo, tanto por dentro como por fuera. Ni se nota el cambio que se avecina, pero que la brisa que abanica tu mirada me lo ha avisado sin palabras. Toca cambiar, toca dejar de llorar. Igual toca hablar de temas que no gustan, pero supongo que todos tenemos un pasado oscuro. Ni te he olvidado, ni te he perdonado, mi cabeza sigue siendo una marea pero ya, ¿Qué más da? Intento tomármelo con calma, pues a pasos pequeños se construyen grandes cosas. Y que en poco tiempo que ha pasado ya ni me reconozco a medio año atrás, medio año y seis días desde aquella madrugada repentina, tres meses y un día desde que lloré durante horas sin consuelo. Las cuentas me dan en todos sitios menos en mi hueco izquierdo, que empieza a contar de nuevo. Empiezo a apreciar, un poco, las cosas nuevas. Empiezo a entender porqué se han ido o porqué te fuiste ya que, en el fondo, lo apreciarás más tarde que temprano. Me rehago, quitándome vicios, empezando por ti y probando con el tabaco. Insegura cien por cien, vacía a medias, llena a mitades. Mi vaso no cambia, y eso es nuevo porque nunca había conseguido pasar el descenso en puntos tan críticos. Recuerdo el medio día en el sofá de hace poco menos de un mes, con el cuchillo en la mano planteándome lo que nunca me había planteado; y entonces apareció, me salvó, como tantos otros lo habían 'querido' intentar, y aquí estoy, de pie y sin cicatrices almenos visibles.
-Sigo en mi un día más, un día menos. En mi 'ni contigo ni sin ti, hostia puta; échame otro más en vez de echarme las culpas'. En mi hoy por ti y mañana por mi. Sigo en anteponerte, en pensarte, en odiarte, en quererte, en recordarme que debo olvidarte, en prometer quitarme el mono de ti cada mañana, el olvidarme de olvidarte cada puto lunes de la semana. Sigo en mis trece, o para ti mis doce. Oye, pero he cambiado, ahora sigo. Sigo andando. Que ya no es dieciocho de Octubre, que el día que te escribí esto sigue siendo un yo que ya ha pasado; que sepas que lo que te quise, lo sigo queriendo, sólo que ahora ya no es a ti, ni a nadie. Quiero a mi otra mitad, a la medio llena, digo, medio vacía. Quiero porque empiezo a querer querer, quiero porque de verdad hoy me creo que se puede empezar a renacer.

Comentarios

Entradas populares