I'm gonna write this down.

'Otro día más y otro habrá que echarle un par'
Ya ha empezado, las cuenta-atrás alcanzan objetivos y aparecen otras nuevas; ahora toca prepararse la ropa cada noche porque cada mañana las sábanas andan pegadas, llegan las fiestas de fin de verano, aparecen estudios que quitan horas muertas y sobre todo, la rutina se echa encima. Igual consigo verle pronto, igual de algún sitio de mi ser saco las fuerzas suficientes para acercarme, para hablarle. Ya soy monotemática, pues oigo su nombre y las palabras salen por mi boca como el agua cae por una catarata; caen desordenadas y mojan. Pero qué remedio, si cuándo recuerdas que no debes querer te viene su imagen a la cabeza, qué remedio si yo quise andar despacio para no caerme y cuándo aceleré me dí el golpe más grande de mi vida. Qué remedio si últimamente doy dos pasos hacía delante y retrocedo tres. Aprendí que, hasta escribir, puede traerte problemas. Y que cuesta olvidar a quién querías, a quién te puso la piel de gallina, a quién hace que te tiemblen las piernas con su simple presencia.
Me perdí, en el fondo de unos ojos verdes, igual que te pierdes nadando en el mar. Me perdí, no entre sábanas porque su calor era suficiente. Me perdí, recorriendo entre las líneas de sus versos no escritos, suspirando por un chico que no era perfecto, ya que la perfección no existe aunque siempre depende de los ojos con los que se mire, él era casi perfecto, al menos, para mi. Y me perdí por Madrid, por sus calles y sus besos. Me perdí dónde no recomiendo a nadie que se pierda, pero a la vez invito a ello. Te pierdes y deja de importar lo demás, los problemas nunca son demasiado grandes porque tienes a tu lado un muro que te protege, algunos lo llaman escudo, para mí eran sus brazos. Y sí, me perdí. Y tengo la sensación de que tampoco quiero salir de aquí, de que no estoy haciendo ningún esfuerzo por acabar fuera. Ni siquiera usar a otros, ya que a ninguno le prometí siquiera 'amor' por llamarlo de alguna forma. Igual he dejado de ser Anastasia Steele y ahora soy más una Christian Grey. No lo sé, intento no pensarlo demasiado por si acaso me hace daño descubrir la verdad. Finalmente he llegado a la conclusión de que ser una mitad no es tan malo, si sabes dónde se encuentra la otra. Sigo estando a mitades, pero empiezo a estar medio llena, y no medio vacía. Sigo siendo esa mitad de todo, la mitad de nada; aunque no me hables de medias naranjas que no soporto las frutas. Sigo estando en la misma mierda que antes, pero ahora con un empujón hacía delante. ¿Porqué? Porque sé que queda poco de camino, que de aquí a treinta y tres días tendré muy claro si plantar un punto, o escribir una coma. Porque sé que, aunque él no quiera serlo, no me faltarán abrazos de consolación, ni llamadas de madrugada. Sé que seguiré fumándome medio cigarro, por si aparece para fumarse el resto. Sé que no le echaré azúcar al café, por si viene a endulzarlo él. Sé que no contaré todas las estrellas desde la ventana, porque no me dejará tanto tiempo sola por la noche. Sé que le seguiré esperando, lo que haga falta. Bueno, lo que me haga falta.

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