Aparezco entre la niebla para quedarme de pie.

Aprendiendo a palos y caídas, a sorpresas y problemas, con un pie delante de otro, con un día detrás de otro, con toda la mierda de esas veinticuatro horas que a veces no acaban, que otras veces ni pasan. Me levanto, me caigo, me levantan, me tiran. Confié en quién falla, me han dejado de lado en malos momentos y aparecieron otros para salvarme, para sacarte de la mierda y tirar de ti, encontré a alguien que me dio una hostia y me dijo -Espabila que la vida son dos días y no te los puedes pasar llorando- 
Encontré a quién supo quererme, a quién me infravaloro y a quién me idealizó; convertí a amigas en hermanas y a mi hermano en mi amigo. Rompí todas las cajas de tabaco de debajo de la mesilla y me bebí la botella entera. Me enteré de quién cambió y crecí con kilómetros de distancia. Gané, y perdí. Y aquí estoy, sostenida por una cuerda, sin tener muy clara mi locura, o mi cordura. Aquí estoy, avanzando mientras por dentro tiemblo, aunque alguien dijo que no sé temblar si no es de miedo. Fui, irónicamente, la luz que te guió. Me tragué mil palabras que callé que me supieron más amargas que las palabras que dije, entendí que dónde piso no es fácil, pero que con metas cualquier camino es inferior a tus ganas. No perdí la esperanza, porque hay en cosas en las que ni la tuve. Me ilusioné, como todos, como nadie. Estoy medio vacía aunque esté a rebosar o medio llena, pero nunca encontrarás palabra exacta para mi definición. No digo que me sienta orgullosa, ni que me arrepienta. No digo que vaya a repetir, ni nunca diré de este agua jamás beberé puesto que es apostar sobre seguro. Ni digo que esté sola, aunque esa sea mi sensación a veces. Solo digo que soy pequeña, pero por dentro puedo ser muy grande. Solo digo que si eres de los míos te antepondré antes que a nada, cuidándote como nunca cuidé a nadie. Solo digo que puedo aguantar, puedo aguantar un poquito más. Solo digo que ni tuve mucho, ni tuve poco; que pasé por más de lo esperado, pero que no fue inesperado del todo; que un día tuve de cal y otro tuve de arena; solo digo que aunque ningún día se repita la felicidad de ocho segundos te pueden durar toda una vida.

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