Soy fan de ti.

Subía los escalones de dos en dos, con el corazón en la garganta, apenas podía respirar y se le agitaba todo el cuerpo. Siempre haciendo daño, se cree que es un don o algo. Con cuidado, despacito, fue parando, mientras llegaba a aquella azotea. Una azotea sin ningún tipo de conexión, sin baterías ni nada de nada. Solo las estrellas y la ciudad se juntaban allí arriba, en silencio, escuchando cada palabra que salía por su boca. 'Quiéreme' era su suspiro favorito. Dio un paso más. Pensó en toda la gente a la que había fallado. 'Quiéreme' repitió en bajito. La escalera había llegado a su fin, solo le quedaba andar hacía delante. Un paso más, al frente, con la cabeza alta, como siempre le habían enseñado. Con lo bonito que es desaparecer a veces, pero, realmente, ¿Quién se preocuparía por ti? Es como si un día te levantas y te planteas quién te lloraría en el funeral, cuándo ya fueras inútil para ellos, cuándo no pudieras hacer más favores ni ayudarles más. Quién te lloraría cuándo tú no le estuvieses viendo, quién recordaría su última comida contigo o aquella última conversación. Quién haría memoria de tus palabras, de tu carácter. Quién echaría de menos tu sonrisa, tus ganas de vivir y comerte el mundo, tu hiperactividad y tus días deprimentes escuchando música mientras te refugias entre las arrugas del colchón.
'Quiéreme' No se cansaba de repetirlo. Era el acto más difícil y más valiente que el ser humano era capaz de cometer. Era un suicidio casi, querer tan fuerte que se te rompa el alma en mil pedazos. Querer más que a ti mismo, querer cerca y aunque toque de lejos, querer más allá de los besos y las parrafadas. Querer con sentimiento, cómo si recorrieses un camino de rosas. Si, te pinchas, pero que dulce es el olor de una rosa recién cortada.
'Quiéreme' Comete ese acto por mi. Sé valiente por mis miedos. Acepta mis dudas, iguala intereses, equilibra la balanza. ¿Eres capaz de tener a alguien en tus manos y no dejarle caer? ¿Eres capaz de querer repetir de besos un día tras otro hasta que se acaben las mañanas dónde reluce el sol, dónde las nubes saludan con gotas de rocío?
¿Cuántos acordes te llevan a mi sonrisa? ¿Alguna vez has podido perderte en mis ojos y encontrar tu lugar en su color? 'Quiéreme' Otro paso, ya está cerca. Avanzando lentamente, solo el sol le veía desde una esquina mientras la luna invitaba a una copa más. Otro paso. Y otro. Ya no jadea, apenas corre, su corazón se hace tambor y deletrea cada una de sus letras, sus iniciales, su nombre. Que ni todo el alcohol del mundo recuerda tanto a alguien cómo la mirada de una noche estrellada. 'Quiéreme' Se queda a un paso del borde. Se sienta y estira las piernas, que le cuelgan cayendo hacía la calle. Bajo sus pies se encuentra la ciudad, sus ruidos, los claxon de los coches, algún que otro borracho gritando, un grupo de amigas que va de fiesta, una pareja que se esconde en un piso, esa pareja que ronda los setenta sentados en el sofá viendo la película que echan esa noche en la televisión, las miles de luces que adornan la ciudad por la noche, las dos torres de Madrid. La Gran Vía se ve algo pequeña, el Retiro y el Parque más allá. Después verde. Y repite 'Quiéreme' Sigue mirando la ciudad, sigue preguntándose quién la habrá podido querer. Quién le querría recién levantada con los pelos en punta, los ojos achinados y su mal humor; quién la querría cuándo no consigue tomarse el café; quién la querría cuándo lleva más de cinco cubatas encima y no se tiene en pie apenas. Quién le querría las noches de lluvia llorando; quién le querría cuándo acaba el verano y sigue transluciéndose. Quién podría soportar esas bipolaridades, esos cambios de humor tan alternos. Quién soportaría los más de mil tipos de música diferente que escucha, quién iría a los conciertos de compañía, quién aguantaría en su casa más de un día.
'Quiéreme' Era un susurro casi en forma de súplica. Era un lloro de esos que nadie escucha, cuándo las lágrimas simplemente corren por tu cara, echando carreras y pulsos cabeza-corazón. Se inclina un poco hacía delante. Podría caerse, pero algo le detiene. Se para en seco, mira arriba, se seca las lágrimas y se tumba hacía detrás. Hoy pasará allí la noche, porque el aire le acompaña esa madrugada. Empieza a amanecer en un rincón, en ese momento en el que unos salen de fiesta y otros entran a trabajar y se juntan mundos diferentes por apenas un par de minutos. Y ahí sigue, mirando arriba, viendo como la ciudad despierta. Sonríe. ¿Porqué? No lo sabe. Sólo repite una cosa más; 'Quiéreme'.

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