Quise llorarte por cada rincón;

Pero me empapaban tus recuerdos y me calaban hasta los huesos. Supe desde ese momento que olvidarte probablemente había dejado de ser una opción hacía ya mucho tiempo; que cada beso regalado nos roba un poquito de nosotros mismos, que cada lágrima que cae es una sonrisa perdida, que un minuto llorando son sesenta segundos de felicidad perdidos pude terminar por ser eterno, que todo puede ser imposible dependiendo del punto dónde lo miremos. Que ni todos los avisos son suficientes, que la necesidad es peor que el vicio; que el alcohol ya no me sirve y la droga ya no me coloca dejaron de ser una medicina posible, que cambiar no servía.
Que hoy no, ni mañana, ni pasado ni al siguiente, y así en lo sucedido iba a olvidarte; pero que seguro un día me levantaré y tú ya no serás más la primera persona en la que piense al despertarme ni la última persona que pasará por mi pensamiento al acostarme; que no te regalaría más -o más bien dejaría de querer regalarte- mis buenos días, ni mucho menos mis buenas noches. No malgasto más corazones en ti, ni más lágrimas bailarán por mi cara siendo tú la persona culpable. Que querré a otros más que a ti, aunque sea un poquito, un demasiado o un mucho, y que el amor corre por la sangre y se lleva en las venas para que pueda pasar por la cabeza y el corazón. AUNQUE MIS VENAS ESTÉN LLENAS DE TINTA, ESO NO ME IMPIDE QUERERTE NI HACE QUE DEJE DE PENSAR EN TI.


Comentarios

Entradas populares