En tu espejo un testamento 'No nos queda nada'

Yo... Yo ya vuelvo. Esos problemas del principio, esas tristes preocupaciones que no paraban de comerme han volado para dejar paso a otras nuevas; con nuevas emociones vuelvo a casa, o a lo que debería llamar casa. Quiero volver, pero la verdad esque me muero de miedo. No sé cómo va a ser, todo tan cambiado... Porque unos han entrado y otros han salido, unos siguen y otros van de reencuentros, algunos fueron apareciendo poco a poco, y los hay que hicieron el amago de preocuparse. El caso esque tengo un remolino en mi cabeza, y no es exactamente en mi pelo. Quiero decir.. ¿ Y ahora qué? ¿ Que esperan ahora todos de mi? ¿ Regalos, o cómo? La verdad esque me cuesta aceptar algunas cosas, cómo el hecho de que sé perfectamente que no pasaré mi mano otra vez por la pared blanca mientras  bajo al polo sur de mi habitación para no caerme; se acabaron las clases de historia con miraditas, caras y sonrisas; se acabó estar en leyes haciendo mis examenes con libro; y por supuesto se acabó el hecho de hacer gimnasia todos los días ( Aleluya). Se acabaron los viernes por la tarde en un gimnasio con nombre de canción, colandome en el YMCA por el simple hecho de tener acento extranjero. Se acabaron sábados muertos en casa y los domingos de compras con mi 'hermana'. Se acabó ser la especial, la españolita, el hacerse la tonta para no tener que responder cosas estúpidas. Se acabaron los paseos de cuarenta minutos volviendo a casa y hablando de tios que están buenos y de tios que podrían taparse la cara con una bolsa y les favorecería; se acabó la destrucción de casi todas mis rutinas. Digo adiós a un verano de cuatro meses, o más bien a un invierano de esos. Digo adiós a las sábanas verde manzana y a las pardes blancas, a esa bombilla que nunca se apaga del pasillo. Cuatro días, mal contados, sonlo que me queda aqui, en este 'paraiso', aunque ni mucho menos piense que llamarlo paraiso sea justo (para mi). Porque si no vuelvo es porque ni quiero ni me apetece ni me da la gana. Me despido del llamado sueño norteamericano, también llamado Canadá, con una sonrisa por volver a casa y con dos lágrimas porque sé, con certeza, que coger ese avión de vuelta significa mucho más que el finde una experiencia; es un fin de una étapa en la cual mi ánimo ha subido y bajado cómo una montaña rusa, en la que he conocido y olvidado, y en la que sigo recordando personas que no olvidaréni en un millón de años. Hoy cierro un capítulo, y tal vez termine el libro y siga con otra historia con la protagonista de siempre, no lo sé. Sólo sé que lo que me espera puede ser mejor o peor, pero que lo que seguro que es será nuevo y diferente. Au revoir, es hora de que la almohada nos haga volar alto con alas de cristal.

Comentarios

Entradas populares